Es una costumbre popular en el día de muertos, el poner un altar con flores y alimentos en las casas y negocios. Estas ofrendas incluyen la flor de muerto, el oloroso «cempasúchil», veladoras, pan, mole, imágenes religiosas y fotografías; tan solo por mencionar unas cosas. Todo esto con la finalidad de invocar a los espíritus de los seres queridos que se han ido, pero cuya memoria continúa entre nosotros.
El primero de noviembre se venera a los «angelitos», es decir a los parientes que murieron siendo niños y el día dos de noviembre se venera a los finados adultos.
Esta costumbre no solo se limita a poner altares, sino que también va acompañada de visitas a los panteones, (cuyas tumbas son elaboradamente decoradas) y comparsas en diferentes puntos de la ciudad.